Disfruta de la República Checa con los 7 sentidos

El ser humano posee una capacidad innata para adaptarse a las circunstancias más adversas y 7 sentidos que le permiten no solo sobrevivir sino disfrutar de los placeres de la vida. Uno de esos placeres es el de viajar, pero ¿qué ocurre cuándo no puedes hacerlo de forma inmediata? La solución es emplear estímulos alternativos que recreen experiencias que puedas vivir en Chequia más tarde.

Por: Pepa García

Publicado: Abril 21, 2020

La vista, el olfato, el tacto, el gusto y el oído son los cinco sentidos que nos acompañan en nuestra vida desde que nacemos. Cuando carecemos de alguno de ellos o su función no se realiza correctamente, otro se desarrolla de una forma extraordinaria. Los seres humanos somos tan complejos que, además de esos 5 sentidos, que nos ha regalado la naturaleza, tenemos dos más: el sentido común y el sentido del humor. Ambos acuden también en nuestra ayuda en situaciones adversas y nos ayudan a superarlas. En aquellas situaciones en las que no podemos viajar, por ejemplo, el sentido común nos empuja a aceptar el hecho, y el del humor a relativizar estas circunstancias y a tomarnos ese paréntesis como una oportunidad para preparar mejor nuestros futuros viajes sin perder la sonrisa.

De momento, es conveniente que aproveches tus sentidos para disfrutar de la República Checa en la distancia.

El sentido de la vista

El sentido de la vista es el primero en el que pensamos cuando lo relacionamos con los viajes porque es el que nos permite admirar grandes panorámicas o pequeños rincones del mundo, que a veces pasan inadvertidos. En Chequia existen decenas de miradores, monumentos y recovecos especiales que brindan imágenes inolvidables y que ahora también pueden verse desde casa gracias a las visitas virtuales.

Si te apetece dar un paseo por Praga, para visitar su famoso castillo o el Puente de Carlos, o salir de la capital para conocer Pilsen, Brno, Olomouc o České Budĕjovice, entre otros lugares, no tienes más que bucear en el artículo Visitas virtuales en Chequia, donde tendrás todos los enlaces a visitas culturales y naturales. Entre estas últimas, no dejes de admirar el Parque Natural de la Suiza Bohemia, o de subir al Snĕžka, el pico más alto de Chequia.

 

Los aromas de Chequia

El sentido del olfato tiene la poderosa facultad de trasladarnos de una manera veloz en el tiempo y en el espacio. Haz la prueba: cierra los ojos y trata de imaginar el olor del lúpulo, ese es el aroma que predomina en Žatec. Si no estás familiarizado con el mismo, prueba con otro más familiar, el de la lavanda que predomina en Olomouc, una fragancia que nos recuerda a los jabones de la infancia y que es tan relajante. Si es el jengibre el que llega a tu nariz, es señal de que no debes andar muy alejado de Pardubice. Y si, en este momento, lo que más te apetece es respirar el característico olor a conífera que sugiere un espacio al aire libre, intenta trasladarte a través de visitas virtuales al Parque Nacional de Šumava, o al Parque Nacional de Krkonoše.

Suave como la seda o frío como el mármol

El sentido del tacto revela la naturaleza noble de los lugares que visitamos, y en un país como la República Checa con más de 200 castillos y palacios abiertos al público esos elementos son inconfundibles. La seda y el terciopelo de los mismos nos sugieren elegancia, la frialdad del mármol la vinculamos con la exclusividad, y las formas angulosas del mobiliario con la destreza de los ebanistas y otros artesanos venidos de todo el mundo.

Si aún no has visitado Chequia, algunos de los palacios con los interiores más sorprendentes que debes llevar en tu agenda son: el Castillo y Palacio de Český Krumlov, cuyos frescos exteriores ya avanzan el lujo de sus interiores; el Palacio de Lednice, con un increíble su halo romántico; el Palacio de Kynžvart, con su bellísima biblioteca; los tonos pastel del Palacio de Manĕtín; y la fantasía arquitectónica del Castillo de Žleby. No dejes tampoco de admirar la belleza de los palacios de Častolovice, Nové Mĕsto nad Metují, y Horšovský týn.

En relación a este sentido, un dato anecdótico muy curioso es que fue un fisiólogo y científico checo, Jan Evangelista Purkyně, quien averiguó en el siglo XIX que las huellas dactilares son únicas e irrepetibles. Este hallazgo supuso un gran avance en la criminología y en las ciencias forenses.

Disfruta del chocolate checo, el segundo mejor del mundo

Conocer la gastronomía local es uno de los grandes incentivos al viajar, y, también, una manera de conocer un poco más la cultura de un país. Abrir el paladar a nuevos sabores nos enriquece y nos permite apreciar productos o aderezos ajenos a nuestra propia tradición culinaria.

El sentido del gusto nos traslada también de una forma eficaz a otros destinos o a otras épocas de nuestra vida. Incluso cuando ha transcurrido mucho tiempo desde que viajaste a ese lugar que tanto te gustó, es fácil revivir las sensaciones.  Eso te ocurrirá, seguro, si has degustado el chocolate de Litomyšl o de Brno, donde se fabrica el segundo mejor chocolate del mundo –según el International Chocolate Award–. Chequia, con un chocolate muy afamado hasta la Segunda Guerra Mundial, está recuperando hoy día la tradición chocolatera.

Igual de inolvidables resultan otros sabores como los quesitos de Olomouc, el jamón de Praga o los frgály de Moravia, unas deliciosas tartaletas con frutas, requesón y semillas molidas de amapola.

Puede que no tengas a mano estos productos y te resulte más fácil abrir una cerveza bien fría e imaginar que recorres Pilsen y visitas online la fábrica de Pilsner Urquell. Y si eres más de vinos, no hay problema, los de Moravia del Sur son estupendos. Aprovecha para leer algo de ellos antes de hacer una ruta enoturística por esta región.

Si eres de los que nunca dices que no a un segundo terrón en el café, te resultará curioso saber que esta pequeña porción de azúcar fue un “invento” checo surgido en Dačice, un pueblo del sur de Bohemia, en 1841. Su creación permitió evitar las molestias que ocasionaba cortar los grandes bloques de azúcar que se vendían en aquel momento. Distribuidos en pequeñas porciones, se solucionaron los cortes en la piel de los vecinos de esta villa.

Pon un poco de música en tu vida

Melodías clásicas o lo último en pop rock, la vida siempre resulta más agradable con música de fondo. Elige tu banda sonora y disfruta del conjunto de 6 poemas sinfónicos ‘Mi patria’, del músico y compositor Bedřich Smetana. Imagina que estás en la impresionante sala Dvorák del Rudolfinum y siente como vibra cada nota musical en tu cuerpo. Aunque si lo que necesitas ahora es desfogarte un poco y desconectar al ritmo de la música no estaría de más que conocieras a Benny Cristo (era el representante de Eurovisión 2020), Mñága a Ždorp, Sebastian, Zvíře jménem Podzim y Tomáš Klus, cuyos vídeos podéis ver en YouTube y escuchar en Spotify. Sube el volumen, y ¡a disfrutar!

Viaja con todos tus sentidos ahora y pronto podrás vivirlo en primera persona en República Checa.

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