Třeboň: diabluras encantadoras

Cada aspecto del bucólico y bello pueblo de Třeboň, en Bohemia del Sur, está relacionado con el sofisticado sistema de estanques y canales que lo rodean, donde aseguran que hasta el diablo metió la cola, pero para bien.

Por: Jess Garbarino

Publicado: Agosto 09, 2019

Los estanques de peces que se construyeron alrededor de Třeboň son sorprendentes obras de ingeniería con varios siglos de antigüedad y fueron responsables de que un paisaje árido e inhóspito se transformara en un verde entorno natural donde se antoja mucho vivir o, como mínimo, pasar unas relajadas vacaciones.

Pero los espejos de agua artificiales y los bosques, más allá de brindar sustento a la región con pescados y otros ingredientes, alimentaron también la imaginación de los habitantes de la zona, que empezaron a contar fantásticas leyendas donde siempre tiene algo que ver el diablo.

Belleza infernal

Tres constructores checos de estanques para peces pasaron a la historia por sus obras de ingeniería en la región de Třeboň: Štěpánek Netolický, Mikuláš Rutard y Jakub Krčín, quienes desarrollaron su titánica tarea entre el siglo XV y XVI.

Krčín, conocido como “El Regente” por desarrollar esa función en los dominios de la familia Rožmberk, construyó el estanque Svět (que se traduce al español como “Mundo”), junto al cual se levanta el bello pueblo de Třeboň. Tan sobrehumana fue la tarea desarrollada por el Regente, que varias leyendas aseguran que se entendía con el diablo, al punto inclusive de ganarle una que otra partida. También aseguran las fábulas que algunos de los estanques son portales hacia el infierno o que es posible encontrar en torno a ellos seres diabólicos y robles mágicos.

Una estatua a orillas del estanque Svět y una placa en el número 114 de la calle Krčínova, donde vivió, le rinden homenaje en Třeboň al controvertido ingeniero. Pero también, la famosa cervecería local eligió llamarse Bohemia Regent.

La cerveza Regent, por cierto, marida a la perfección con los platillos que se preparan a base del ingrediente local más buscado: la carpa, un pez que se cría en los estanques de la región y que también hay de probar durante cualquier visita a Třeboň.

Pero antes de adentrarse en las pintorescas calles del pueblo y saborear su gastronomía, hay que aprovechar para cumplir –con relativa facilidad– una proeza destacable: darle la vuelta al Mundo, es decir, tomar el sendero de 12 kilómetros que rodea el estanque Svět, donde son muy populares los paseos en bicicleta.

Además, en el lado sur del estanque, a unos 1,200 metros del pueblo, se encuentra uno de los hitos arquitectónicos de Třeboň, la fastuosa cripta de los Schwarzenberg, construida en estilo neogótico, donde descansan los restos de 25 miembros de la noble familia que se hizo cargo del feudo a finales del siglo XVII, algunas décadas después de la muerte de Petr Vok, el último de los Rožmberk, justamente en el Castillo de Třeboň.

Dulce corazón

Con los ojos cargados del intenso verde de los alrededores, llega el momento de internarse en el pequeño centro histórico del pueblo de Třeboň, para lo cual se puede acceder por alguna de las cuatro puertas, Novohradská, Svinenská, Hradecká o Budějovická, que son centinelas de las callecitas empedradas desde tiempos remotos.

El corazón del pueblo es su plaza Masaryk, rodeada de casas con hermosas fachadas de estilo barroco y renacentista. En el centro de la explanada, se levantan una Columna de María y una fuente de piedra. Y en uno de los lados está la torre con reloj del Antiguo Ayuntamiento, de 31 metros de alto, donde se puede subir para obtener las mejores vistas de Třeboň y sus alrededores (si está cerrado, hay que entrar en la Oficina de Información Turística que está a un lado y conseguir que alguien cargue un manojo de pesadas llaves para dar acceso a las escaleras).

Del lado opuesto de la torre, llama la atención una casa convertida en el hotel Bílý Koníček (que se traduce como “Caballito Blanco”), que data de 1544 y es la primera construida en estilo renacentista. Allí también volvemos a encontrarnos con un constructor de estanques, esta vez con Štěpánek Netolický, cuya casa se convirtió en un interesante museo interactivo donde se puede aprender sobre su legado y la ingeniosa tecnología que hay detrás de su obra.

La oferta gastronómica de Třeboň, compuesta por especialidades a base de carpa acompañados de la dorada cerveza Regent, se completa en la plaza Masaryk con un delicioso bocado dulce: mazapanes. A pocos metros de la oficina de turismo, una cafetería es al mismo tiempo fábrica de mazapanes y una divertida galería donde se puede aprender sobre la calidad de este producto, ver figuras que representan las diabólicas leyendas del pueblo, su historia y sus hitos turísticos, todo elaborado con la masa de almendras, además de ofrecer un taller para intentar hacer las propias obras de arte en mazapán.

Noble pasado

Para continuar descubriendo Třeboň, hay que caminar unos pasos hasta el bello y acogedor teatro Josef Kajetán Tyl, construido en 1833 y recientemente restaurado, que es exponente de la larguísima tradición teatral de la localidad. El teatro cuenta también con una sala para representaciones con las tradicionales marionetas checas.

Luego, por la semicircular calle Husova, llena de colores claros y encanto, se llega a la otra torre que sobresale en el horizonte de Třeboň, perteneciente a la Iglesia de Nuestra Señora María Reina y San Giles, junto al Monasterio Agustino (Kostel Panny Marie Královny a sv. Jiljí a Agustiniánský Klášter), de estilo gótico. En el interior, sobresale la escultura de la Madonna de Třeboň, mientras el altar es una destacada obra de arte, que actualmente es el orgullo de la Galería Nacional de Praga, y fue realizado en 1380 por un artista anónimo conocido como el “Maestro del Altar de Třeboň”. 

Entonces, luego de recorrer la calle Březanova, llega el momento de visitar el Castillo de Třeboň, uno de los más grandes de Chequia, totalmente remodelado en el estilo renacentista italiano por orden de Vilém y Petr Vok Rožmberk. En 1611, tras la muerte de Petr Vok, quien había establecido su residencia permanente en el castillo, la propiedad fue heredada por los Švamberks y luego, en 1660, pasó a manos de la poderosa familia Schwarzenberg. Hoy, el castillo es un Monumento Cultural Nacional y ofrece tres visitas guiadas: Interiores renacentistas de los Rožmberk, Las habitaciones privadas de los Schwarzenberg y un tercer recorrido que se realiza sólo en verano por el sistema de fortificación y los establos.

A unos pasos del castillo, se encuentra otro gran hito de la ciudad, la planta de la cervecería Bohemia Regent, una de las más antiguas del país, cuyos antecedentes feudales se remontan a 1379 y que, a principios del siglo XX, llegó a producir cien mil hectolitros al año. Los fanáticos de la cerveza no querrán perderse una fiesta en las instalaciones de esta cervecería, ya que en esas ocasiones de la fuente de su patio central brota cerveza en lugar de agua. Pero si no se tiene la suerte de coincidir, siempre se puede hacer el recorrido guiado por las instalaciones y esperar el broche de oro con la degustación.

Terapias celestiales

El recorrido por el centro histórico de Třeboň puede continuar siguiendo el curso del Canal Dorado (Zlatá Stoka), magnífica obra de ingeniería de 45 kilómetros de largo, que es la columna vertebral del sistema de manejo de aguas en la región.

Así, pronto se llega al Spa Berta (Bertiny Lázně), uno de los dos centros especializados en tratamientos con barros curativos que han hecho famoso a Třeboň. El Aurora Spa, por su parte, se encuentra a un kilómetro y medio del centro histórico, rodeado de enormes jardines que colindan con el estanque Svět.

Las caminatas, el ciclismo, la pesca y el resto de las actividades físicas que son favoritas entre quienes visitan Třeboň, tienen el complemento perfecto en la propuesta de relajación y bienestar de ambos spas. De modo que una terapia celestial puede ser el broche de oro para un paseo que empezó en torno a unos estanques de belleza infernal.

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