Un pueblo para cada Parque Nacional

En solamente 79.000 km2 (similar a Castilla La Mancha) Chequia tiene multitud de zonas naturales, muchas protegidas, y, sobre todo, cuatro parques nacionales. Aquí siempre es fácil encontrar pueblos con encanto cerca de cualquier destino para solucionar la logística: alojamiento, restaurantes, etc.

Por: Joaquín del Palacio

Publicado: Noviembre 12, 2018

Uno de los principales objetivos de los viajes es buscar la paz y la relajación que transmite la naturaleza y el encanto que proporciona un atractivo pueblo para alojarnos y disfrutar de su gastronomía. 

Sumava y Susice

La naturaleza salvaje y los inmensos bosques han originado, al sureste de la República Checa, el Parque Nacional de Šumava, que es además Reserva de la Biosfera. Alguna zona como la selva de Boubín está tan bien conservada que parece no haber sido pisada nunca por el ser humano. Cuenta con turberas, lagos de origen glaciar y fauna y flora diversa, allí, por ejemplo, está la mayor reserva de lobos de Chequia.

Se pueden realizar muchas actividades y rutas en Šumava: recorrer el embalse de Lipno y, por la parte oriental, llegar al nacimiento del río Moldava. Otra ruta va junto al Canal Náutico de Schwarzenberk, que se construyó a finales del siglo XVIII para transportar madera.

El pueblo de Susice es encantador, tranquilo e ideal para alojarse. El hotel Srní cuenta con gastronomía tradicional checa, barbacoa y ofrece un buffet libre de gran calidad para las cenas tras habérselo ganado caminando, por ejemplo. Además en este hotel se pueden practicar deportes porque tiene piscina y cancha para baloncesto, floorball o tenis.

La Suiza de Bohemia y Decin

El Parque Nacional de la Suiza de Bohemia es inolvidable para quien lo ha visitado. Está situado en el noreste de Chequia. El cañón del río Elba y el de su afluente, el Kamenice, la puerta de Pravčická o la Ciudad de Roca de Tiské Stěny son algunos de los mejores paisajes de la naturaleza europea. Estas maravillas se pueden visitar desde la ciudad de Děčín, cuya ubicación es perfecta para hacer senderismo o bicicleta, o desde el cercano hotel Devítka, que tiene campo de golf y está entre bosques.

Decin se integra plenamente en la naturaleza. Desde ella se puede partir por el propio cauce del Elba, haciendo senderismo o en bicicleta eléctrica, y llegar a sus cañones. Aquí hay deportes para que todos puedan disfrutar porque también cuenta con la vía ferrata urbana más alta (90 m) con 14 niveles de dificultad para que cualquiera pueda disfrutarla.

Las Montañas Gigantes y Špindlerův Mlýn

El Parque Nacional de las Montañas Gigantes, Krkonoše, fue como primero de Chequia declarado el parque nacional en 1963 y está ubicado en el norte de país. El 80% de su superficie es bosque y entre sus montañas destaca el pico más alto de Chequia el Sněžka de 1.602 m. Cuenta con una gran diversidad (240 animales y 1.300 plantas) debido al buen estado de conservación.

Špindlerův Mlýn es el lugar idóneo para alojarse, tiene muchos hoteles de calidad, y sentir la naturaleza pues se halla en ella. Cuenta con pistas de esquí y una de bobsleigh realmente sensacional de casi kilómetro y medio que desciende por un paisaje de montañas y bosques.

Podyjí y Znojmo

El Parque Nacional de Podyjí es como una selva de zonas más cálidas. Ostenta una gran diversidad porque su clima es benigno, durante muchos años ha estado inalterado, y se ha mantenido como una reserva natural sin apenas intervención humana. Este espacio natural, en Moravia del Sur, linda con otra reserva austríaca.

Este territorio, que drena el río Dyje, cuenta con paisajes espectaculares y algunas anécdotas como la de tener uno de los mejores y más antiguos viñedos de Europa: Sobes.

En un lugar estratégico está Znojmo, a medio camino entre Brno y Viena, y a las puertas del parque. Es un pueblo medieval encaramado en una colina sobre el río Dyje, en el que destaca su castillo del siglo XI y las vistas panorámicas. Muy cerca de la fortaleza se encuentra el hotel Kateřina, un lujo a precio asequible y perfecto para conocer los alrededores.

República Checa para enamorados: una luna de miel en cada viaje

En República Checa usan la misma palabra para decir “cariño” y “oro” (zlato). Así de valioso les parece, como el patrón de todas las riquezas a través del tiempo y el espacio. Así que no extraña que los espacios para arrullarse en el país sean lujosos como grandes palacios, luminosos como los campos de Moravia, líricos como un jardín con esculturas mitológicas o renovadores como el spa en el que tomó cuerpo el joven Werther. El amor flota en el aire en el país y se cuida como un tesoro.

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El Carnaval no es una celebración exclusiva de Brasil, Uruguay, Venecia o Tenerife. Es más, el Carnaval checo de Hlinsko incluso ha sido declarado Patrimonio Inmaterial Cultural de la Humanidad por la Unesco. Pero, ¿cómo imaginas que celebran el Carnaval en la República Checa? ¿Irán disfrazados, desfilarán, habrá platos especiales para esta fecha? Te podemos decir que un poco de todo, y que los checos no desperdician ocasión para pasarlo en grande.

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