Jiří Paldus, el Museo de la Guerra Fría y un soldado que no sonríe

Escondido bajo el subsuelo del Hotel Boutique Jalta, frente a la plaza de Wenceslao, en Praga, está el Museo de la Guerra Fría, en lo que fuera un bunker nuclear. El mentor de este interesante espacio –que es posible recorrer en una visita guiada de 45 minutos–, nos cuenta cómo nació el museo y, a la hora de la foto, posa muy serio, con la misma seriedad con la que reunió la colección que exhibe orgulloso: “Los soldados no sonríen”, argumenta.

Por: Jess Garbarino

Publicado: Junio 28, 2017

¿Cuándo surgió tu interés por la historia de la Guerra Fría?

Vengo del norte de Bohemia, de una zona llamada Krkonoše, algo que hizo que me interesara en la historia de la frontera de nuestro país, en especial en el sistema de amurallado de la Segunda Guerra Mundial, las defensas que se montaron en la zona para proteger el centro del país de los nazis.

Estudié para ser mecánico de autos, pero en la actualidad trabajo como asistente en el quirófano en un hospital. Cuando llegué a Praga, hace 12 años, tenía claro que quería tener mi propio museo. Me apasionaba, sobre todo, la historia después de la Segunda Guerra Mundial, una época en que los objetos eran muy durables. De modo que sabía que las cosas que encontrara para el museo se iban a poder reparar y tendrían más duración.

En 2013, entré en contacto con el Hotel Boutique Jalta. En el antiguo bunker nuclear sólo había almacenes, de modo que, con la Asociación de las Fuerzas Armadas Checoeslovacas (sociedad sin fines de lucro integrada por siete miembros), le propusimos al hotel fundar el Museo de la Guerra Fría. Montamos tres salas, se las presentamos al hotel y se entusiasmaron con el proyecto. A partir de ahí empezamos a expandirlo hasta llegar a hoy, que tenemos nueve habitaciones.

Al principio éramos todos voluntarios, incluyendo a los que trabajaban de guías. Ahora ya tenemos varios contratos con agencias de viajes que ofrecen visitas al museo.

El hotel Jalta es de los años cincuenta, por eso no tiene spa o piscina, pero cuenta con este espacio que se promociona mucho y que es único.

 

¿Dónde conseguiste los objetos de esta colección?

La mayoría lo encontramos en mercados de pulgas, en bazares, a través de Internet, con gente que recordaba la época…

El 80 por ciento de mi salario está invertido en esta colección. Sólo en los últimos años empezamos a ser rentables, el museo está ganando algo de dinero y podemos seguir enriqueciendo la colección, comprando nuevas piezas.

 

¿Algo es original del museo?

No hay documentación que muestre cómo era el bunker nuclear en funcionamiento, sólo hallamos un plano donde se veían las columnas y el espacio, con un gran sello que dice Top Secret. Como no teníamos información de cómo era el lugar originalmente, decidimos organizar las salas por temas, entonces tenemos la sala de interrogación, los guardias del telón de acero, la sala de los espías, el quirófano, etc.

 

¿Cuáles son las piezas más valiosas del museo objetivamente y a nivel sentimental?

Lo más valioso es una máquina que es una especie de antecedente del fax y del correo electrónico, que es de los años sesenta. Lo encontré con un señor que tenía muchas máquinas que quería vender todas juntas. Pero pedía mucho dinero. Tardé un año en convencerlo para que me vendiera sólo este aparato.

Luego, para mi, personalmente, lo más valioso no es un objeto sino todo el conjunto de personas, el equipo que trabaja en el museo.

 

¿Planes al futuro?

Nos gustaría que el bunker tuviera salida a la superficie, a la calle. De hecho, existe un túnel de escape entre la sala del quirófano y la acera del hotel, que tiene el extremo sellado. La idea sería ponerle una tapa de cristal que permitiera ver que ahí hay un túnel, con una placa.

 

¿Qué otros lugares de Praga deben conocer las personas a las que les interesa el período de la Guerra Fría?

En cuanto a la autenticidad de los objetos, somos los únicos en Praga. A veces vienen visitantes que estuvieron en el Museo del Comunismo, que está acá cerca, y nos mencionan que disfrutan mucho más la experiencia en nuestro museo. También es interesante visitar el Museo del Ejército de Žižkov.

Los que sienten verdadera curiosidad por esta época deben ir un poco más lejos, al sur, donde se abrió el Museo del Telón de Acero de Valtice.

Y algo que puede ser divertido es la experiencia que propone la gente de la empresa Fast Out. Se trata de un juego donde los participantes están encerrados en una sala de interrogación y, por medio de diferentes indicaciones, deben cumplir una serie de pruebas que, si las hacen bien, consiguen escapar. El proyecto se llama El Juego del Escape en Praga, está basado en hechos reales de la década de los ochenta y lo tienen montado en un sótano de la calle Sokolska, donde se supone que había salas de interrogación. Nos han invitado a probar el juego, así que tal vez salga alguna colaboración de nuestro museo con ellos.

 

 

Contacto

Jiří Paldus

Director del Museo de la Guerra Fría

Bunker nuclear bajo el Hotel Boutique Jalta

Václavské námesti 818/45, Nové Město, Praga 1.

info@muzeum-studene-valky.cz

http://en.muzeum-studene-valky.cz

Entrada: 170 coronas por adulto y 110 los niños. Estudiantes y jubilados 140. Es necesario hacer reservación. La visita es con guía, dura cerca de 1 hora y se realiza en inglés o checo.

 

 

Para conocer la historia del Hotel Boutique Jalta, lee este artículo: Hotel Boutique Jalta, recia elegancia

 

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