Historia de dos bebidas (con un mismo idioma)

Entre jarras y copas el carácter checo se vislumbra, haciendo bandera en cada brindis entre cervezas y vinos. ¿Hemos dicho vino? Sí, y es que Chequia no es solo un paraíso para los cerveceros, sino también todo un país para descubrir cuando hablamos de viñedos.

Por: Jaime de las Heras

Publicado: Octubre 10, 2021

De Bohemia a Moravia, de rubias con mucha espuma a tintos muy frutales –sin olvidar a elegantes blancos–, de amargores equilibrados a sutiles sabores a uva. Así se entiende el dualismo checo en lo que a tragos se refiere y aquí es donde el viajero encuentra en cada pueblo y en cada ciudad un motivo para decir Na zdraví!

De Pilsen, al mundo

Cada trago que des a una cerveza que se apellide ‘pilsener’ recuerda que lleva un trocito de República Checa en su ADN, aunque claro, la original hay que encontrarlas en Pilsen, un burbujeante epicentro que a finales del siglo XIX hizo bandera con una cerveza dorada, brillante, limpia y ligeramente amarga que conquistó –y conquista– paladares por todo el mundo. Su nombre: Pilsner Urquell.

Lúpulo de Zatec.

Así lucen los campos de lúpulo en Chequia.

Un verdoso objeto de deseo

Sin lúpulo no hay amargor, y sin amargor no hay cerveza. Por eso, en la alquimia checa el nombre de Žatec es casi venerado por los maestros cerveceros, que recurren al lúpulo rojizo que se cultiva en esta pequeña ciudad a camino entre Praga y Karlovy Vary donde todo gira en torno a esta sabrosa amargura. Tanto es así que incluso los viajeros podrán descubrir el Museo del Lúpulo, una auténtica oda a un elemento que actúa como motor económico de la región desde hace siglos.

zatec

En Žatec se cultiva el mejor lúpulo de Chequia. ©UPVision

Las catedrales de la cerveza

La cerveza en Chequia no es solo una bebida, es casi una cuestión de estado: un auténtico patrimonio nacional. Con las raíces bien asentadas sobre la tierra, son decenas los testimonios de cerveceras ilustres que pasean el nombre del país por el mundo –y lo decimos literalmente– como es el caso de la célebre Budweiser Budvar ¿les suena el nombre? Exacto, es la cerveza originaria de la que toma el nombre la versión americana. Sin embargo, no está sola. En Brno se rinde pleitesía por la Starobrno, de Velké Popovice llega la Kozel y, si nos colamos en la capital, descubriremos no ya una catedral, sino un auténtico monasterio, el de Strahov, que tras una restauración se puede visitar y donde se hace cerveza igual que hace medio milenio.

Cervecería checa.

Cervecería en Chequia. © David Marvan

Pequeñas grandes cervezas

El boom de la cerveza artesana y las microcervecerías también se ha dejado sentir en Chequia, que ha abrazado el movimiento, replicando la craft beer en numerosos pueblos y ciudades. Indian Pale Ales, session beers, lambic (cervezas de fermentación espontánea), de trigo, negras… El horizonte se expande y se saborea en lugares tan coquetos como Broumy, donde disfrutar de más de una veintena de cervezas distintas en la cervecería Matuska, o en Mikulov, cuyo nombre luego volverá a brotar, donde entre viñedos se elaboran las cervezas Wild Creatures. Todo un universo en constante crecimiento al que entregarse con deleite.

La otra y dorada Primavera de Praga

Cervecerías, lúpulo, historia… ¿cuándo nos servimos la cerveza? Reserva tu mes de mayo y pon rumbo a Praga, que durante 17 días late al ritmo de los grifos de cerveza que resuenan en el Festival de la Cerveza Checa de Praga. Actuaciones musicales, buena compañía, comida típica y trajes regionales son parte del encanto de estas dos semanas consagradas a la cerveza, ¡participan más de 70 cervecerías de todo el país! Un acontecimiento único para celebrar de nuevo la primavera de Praga.

vendimia en la republica checa

Más de un milenio de historia entre viñas

No solo de cerveza vive (y bebe) Chequia, el vino también se reivindica en todo el país. El corazón que bombea la mayor parte del vino se encuentra en Moravia del Sur, que aglutina más del 95% del viñedo checo, concentrado en la cuenca del río Dyje, aunque también hay pequeños viñedos en Bohemia, algunos de ellos se encuentran por encima del Paralelo 50, lo que les convierte en los viñedos más al norte del planeta. Frescura, frutalidad y ligereza, cargados de aromas de frutas rojas, frutas negras y muy herbáceos. Los vinos checos son un paraíso por descubrir para los que buscan vinos armónicos y sutiles, donde lo más frecuente es encontrar uvas internacionales que han arraigado bien en estas tierras como la frankovka (blaufränkisch), la rulandské modré (pinot noir) o la rulandské šedé (pinot gris).

uvas de moravia del sur

Historia escrita a ras de viña en Moravia del Sur

No es el Loira, es Moravia, donde el complejo Lednice-Valtice, catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, recibe al viajero entre sus castillos, circundados de viñedos, que sirven como hogar a los más ilustres vinos del país. De hecho, el castillo de Valtice sirve como sede para el Salón de los Vinos Checos, unas instalaciones históricas visitables donde encontrar más de 100 referencias distintas de vinos, y donde se pueden probar, claro.

Litomerice

Litoměřice es uno de los ejes del vino bohemio.

La coqueta excepción bohemia

Acunada por el Elba (Labe) y el Moldava (Vltava), apenas a 35 kilómetros al norte de Praga, Mělník y sus 320 hectáreas de viñedo actúa como una de las dos mitades del vino en Bohemia, siendo reputados los tintos a base de uva pinot noir. Aún más al norte, Litoměřice, esta vez mecida por el Elba y el Ohře, actúa como el otro eje del vino bohemio, ofreciendo en sus fértiles llanuras un paisaje propicio para todo tipo de cultivos y donde descubrimos algo más de 300 hectáreas de viña.

brindis en znojmo

Un brindis en Znojmo.

La gran fiesta de la vendimia

El alma libre de los checos se plasma en la devoción que sienten por los espacios abiertos, aprovechando cualquier oportunidad para hacer escapadas a montes, bosques y, por qué no, también viñedos. La exuberante primavera preña las uvas bohemias y moravas, que en verano se encuentran en su punto álgido. Por eso no nos extraña que los festivales se sucedan durante esas fechas, como en Mikulov (¿recordáis que os la mencionamos anteriormente?) durante la primera semana de septiembre o en Znojmo, un lugar perfecto para descubrir su Festival del Vino, secundado de conciertos y demostraciones culinarias también en septiembre. Bohemia no se queda corta y Mělník convierte también en la tercera semana de septiembre su castillo en sede de un festival que vive por y para el vino.

Znojmo.

En Znojmo se celebra anualmente el Festival del Vino.

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