Brno, de arriba para abajo

La ciudad vista a vuelo de pájaro desde lo alto de sus miradores. Y por abajo, en el laberinto que proponen las antiguas bodegas subterráneas del Mercado de Coles, en el taller de un acuñador de monedas y en un enorme osario.

 

Por: Jess Garbarino

Publicado: Mayo 24, 2020

Mucho mejor que sobre un mapa, la ciudad de Brno se insinúa a los visitantes desde lo alto de sus miradores, que brindan un primer vistazo y proponen rutas que los llevarán luego a explorar sus calles a ras del suelo, para descubrir allí incluso la forma de recorrer sus secretos subterráneos.

Por todo lo alto

Al llegar a Brno –la segunda ciudad más grande de Chequia luego de Praga y distante a unos 220 kilómetros de la capital– se pueden encaminar los pasos hacia la Catedral de San Pedro y San Pablo (Katedrála svatého Petra a Pavla), que sobresale del horizonte urbano en la colina de Petrov y se clava en el cielo con sus altísimas torres de 84 metros de alto. Allí, las campanas tañen cada día a las equívocas 11 de la mañana (en lugar de a las 12 del mediodía) para recordar el momento decisivo en que la ciudad se libró del asedio de los suecos, durante la Guerra de los Treinta Años, al confundirlos adelantando una hora el cenit, dado que un general había prometido marcharse sin más si no lograba conquistar Brno antes de las 12 del día.

Desde esas alturas, una calle en declive te conduce a la Plaza del Mercado de Verduras (Zelný trh), con su Fuente de Parnaso y su Columna de la Santísima Trinidad, donde volveremos más tarde para visitar las antiguas bodegas subterráneas que fueron abiertas al público como atracción turística en 2011. Pero primero vamos a subirnos a otro mirador, esta vez ubicado en pleno centro histórico de la ciudad. A metros de la Plaza del Mercado de Verduras se encuentra el Antiguo Ayuntamiento, del siglo XII, custodiado por un “dragón” disecado que cuelga sobre la entrada, del que se cuentan algunas leyendas pero que, en rigor de verdad, es un cocodrilo. La torre del edificio, de 63 metros de alto, coronada por una bella cúpula renacentista, es también un elevado punto de vista hacia los cuatro puntos cardinales, desde donde se puede observar toda la ciudad, incluida la catedral y el Castillo de Špilberk (Hrad Špilberk), del siglo XIII, que es otro de los miradores privilegiados, además de una antigua cárcel y, hoy, Museo de Brno.

Un taxi nos conduce al siguiente destino. Aunque cuenta con unas vistas estupendas de Brno, nadie se dirige al cuarto punto de nuestro recorrido sólo por el paisaje. La Villa Tugendhat, declarada por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad, por sí misma justifica la visita a la ciudad. La casa, obra del arquitecto Ludwig Mies van der Rohe, es una joya del funcionalismo, que va a develando en cada ambiente algo de su intimidad y la genialidad de su creador plasmada en cada detalle. Además, desde los grandes ventanales de la sala que dan al jardín, se puede ver el Castillo de Špilberk y la catedral, custodiando el centro histórico de la ciudad.

Bajo tierra

Ya con el panorama completo de Brno por todo lo alto, es hora de sumergirse en sus entrañas. De modo que regresamos a la Plaza del Mercado de Verduras o Mercado de Coles, llamada así por el comercio que hasta el día de hoy se despliega sobre su superficie. A uno de los lados, en Zelný trh 21, está la entrada al Laberinto de Brno, que son una serie de bodegas subterráneas y sótanos medievales pertenecientes a los antiguos comerciantes de la plaza. Hace unos años, los pasadizos fueron rescatados y acondicionados para mostrar al público cómo solía ser la vida en ese lugar hace siglos. Tras bajar unos ocho metros, mediante 212 escalones, se suceden una serie de salas abovedadas donde se puede ver cómo se utilizaba aquel lugar para producir vinos y cervezas, hay una muestra dedicada a la historia de la iluminación, una taberna, el laboratorio de un alquimista, una prisión y los restos arqueológicos encontrados durante la reconstrucción del lugar.

La ciudad tiene otros dos sitios abiertos al público para quienes deseen continuar con la exploración subterránea: bajo la Plaza de los Dominicos (Dominikánské náměstí) se puede visitar la Bodega del Maestro Acuñador de Moneda (Mincmistrovský sklep), y también está disponible el Osario de la Iglesia de San Jacobo (Kostnice u sv. Jakuba), que es el segundo más grande de Europa y resguarda los restos de más de 50 mil personas.

 

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