6 excelentes razones para recorrer BOHEMIA DEL SUR

Castillos, pueblos encantadores, estanques creados por grandes ingenieros, deliciosa gastronomía, mucha cerveza y aventuras al aire libre son algunas de las propuestas irresistibles del sur de Chequia. Planea un viaje por Český Krumlov, Holašovice, České Budějovice, Hluboká, Lipno y Třeboň.

Por: Jess Garbarino

Publicado: Julio 16, 2019

1. Český Krumlov, el más bonito

A 180 kilómetros de Praga y a 25 de České Budějovice.

Encantador. El pueblo más bonito de Chequia. Un rincón como de cuento de hadas. Hermosas calles con atmósfera renacentista… Así suelen describir a Český Krumlov, con mucha justicia. El pueblo, que se levanta con toda su elegancia sobre un meandro del río Moldava, fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1992. El castillo domina el horizonte y es una de las visitas obligadas. Además, en verano es posible navegar por el río desde donde se obtienen vistas privilegiadas. Hay varios museos y exposiciones de arte moderno. Aunque siempre el mejor consejo es caminar sin rumbo por sus callecitas de ensueño.

2. Holašovice, barroco popular

A 28 kilómetros de Český Krumlov y a 17 de České Budějovice.

Un parque con un pequeño estanque y una capilla es el centro de este pequeño pueblo que también fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco dada su peculiar arquitectura, que es el ejemplo mejor conservado de barroco popular o rústico, un estilo que estuvo de moda en Bohemia del Sur a mediados del siglo XIX en las zonas rurales. El lugar se visita en apenas un par de horas y resulta interesante darse una vuelta por el museo de la vida rural que instaló un vecino jubilado en una de las casas.

3. České Budějovice, buena vida y rica cerveza

A 160 kilómetros de Praga y a 25 de Český Krumlov.

La capital provincial es también un lugar agradable para dar un paseo y disfrutar de alguno de sus atractivos, como la plaza Přemysl Otakar II, una de las más grandes del país, donde se encuentra el Ayuntamiento y la fuente de Sansón. En České Budějovice también se puede caminar por la calle Planská, que lleva al único vestigio de la muralla que rodeaba la ciudad, la torre Rabenštejnská; mientras la calle Hroznová resulta la más pintoresca. Sin embargo, los amantes de la cerveza tendrán en la mira la visita guiada a la planta de Budweiser Budvar que utiliza la misma receta desde el siglo XIV y que protagonizó uno de los más antiguos litigios por el uso de una marca contra una cervecería estadounidense.

4. Hluboká nad Vltavou, nobles caprichos

A 34 kilómetros de Český Krumlov y a 11 de České Budějovice.

El castillo, cuyo nombre hace referencia a un pozo que se encontraba en su actual vestíbulo, fue construido al estilo del Castillo de Windsor y es uno de los más visitados de Chequia. Los recorridos guiados por los interiores del castillo de Hluboká permiten ver los exquisitos trabajos realizados en sus interiores y las colecciones de tapices, muebles, porcelana y armas reunidas por la familia Schwarzenberg. Luego de la visita guiada, es buena idea relajarse en sus encantadores jardines.

5. Lipno, entre las copas de los árboles

A 35 kilómetros de Český Krumlov y a 57 de České Budějovice.

Cuando los checos piensan en vacaciones familiares, tanto en invierno como en verano, Lipno siempre es una de las opciones favoritas. Ubicado frente a un gran embalse, donde se pueden practicar deportes náuticos y rodeado de suaves colinas para esquiar, el lugar tiene opciones para todas las estaciones del año. Pero la oferta del destino se ha vuelto todavía más interesante desde la instalación de un sendero elevado a 40 metros del suelo, que a lo largo de 675 metros se interna entre las copas de los árboles para llegar al final del recorrido a una imponente torre de observación, desde donde se puede apreciar el magnífico entorno natural.

6. Třeboň, para darle la vuelta al Mundo

A 27 kilómetros de Český Krumlov y a 47 de České Budějovice.

A orillas del estanque artificial más grande de su época, llamado Svět (que significa Mundo, en checo), se levanta apacible y poco explorado este pueblo pintoresco con sus fachadas de estilo renacentista y barroco. Los ciclistas y caminantes pueden allí “darle la vuelta al Mundo” y, de camino, visitar la cripta de los Schwarzenberg. Pero en su plaza central hay que subir las escaleras del antiguo ayuntamiento para disfrutar las vistas desde lo alto de su torre y escuchar alguna de las leyendas locales. ¿Qué más hay para ver en Třeboň? El encantador teatro J.K. Tyl, el Castillo, el Canal Dorado y también es buena idea tomar un tratamiento en alguno de sus spas. Los amantes de la gastronomía tendrán que probar la carpa (el pescado típico local) en alguna de sus presentaciones, saborear mazapanes y beber una buena jarra de cerveza Regent.

 

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